En las semanas recientes, hemos visto como el número de casos de contagio por COVID-19 en Venezuela se ha elevado drásticamente. De igual forma, otros países de la región latinoamericana han anunciado un vertiginoso ascenso en la cifra de afectados y fallecidos por el nuevo virus. Las comparaciones con Europa y con EE.UU permiten aseverar que nuestro continente parecer estar apenas entrando a las peores fases de contagio, ya superadas (al menos en parte) por este primer grupo de países.
Con frecuencia, para medir el alcance del nuevo virus se analiza la tasa de crecimiento del número de afectados, su comparación para un grupo de regiones y respecto al ratio al que crecen (o salen del grupo de afectados) el número de recuperados en cada día o cada semana. Un análisis alternativo y accesible para la comprensión de muchas más personas surge a partir de una perspectiva inversa. Es decir, establecer la cantidad de días que se requieren para que la magnitud de contagiados (ajustados por la cantidad de recuperados) se elevase un monto absoluto dado.
Así, es útil realizar la comparación de la gravedad de la pandemia para un grupo de países latinoamericanos, en conjunto con EE.UU y España (una de las regiones de Europa más afectadas), mirando los días que transcurrieron para que se elevara (en términos absolutos) el número de enfermos en un 20% del total de contagiados hasta ahora, cada vez desde inicios de marzo, hasta llegar a dicho total.
Claramente, los países de la región han comenzado a concentrar un número importante de casos en las semanas más recientes, en el que naciones como Colombia, Brasil y Chile les ha tomado recientemente menos días en hallarse en medio de un alza en los contagiados similar a la reportada tras 54 días (o casi dos meses) de iniciada la pandemia. Este es, precisamente, el comportamiento análogo que mostró Europa y EE.UU a principios de abril: mientras que éste último le tomó solo 16 días duplicar el número de enfermos (netos), en España solo bastaron 4 días. En la actualidad, el país norteamericano solo ha aumentado 25% el número de casos en un lapso de 17 días, mientras que a España le ha tomado casi un mes reportar similar resultado.
Para el caso venezolano, los números hablan por sí solos: mientras que al país les tomó más de dos meses reportar menos del 20% de los afectados reportados hasta el pasado viernes (cerca de 730 casos), en solo 7 días de la semana pasada los venezolanos presenciamos como el número de contagiados se elevó (en términos absolutos) en igual cantidad que en esas primeras ocho semanas, es decir, más de 100 nuevos casos por cada día. Si bien este comportamiento aún coloca al país en una posición “menos” dramática que otros países, en términos relativos la cifra tiende a ser más grave: si antes en el país se necesitaban de dos meses para duplicar el número de casos oficiales, con las tasas de contagio / recuperados actuales sería posible que se observasen el doble de contagiados en un lapso apenas mayor de 21 días, por debajo de lo esperado con Chile y Brasil. El mensaje final parece ser claro: Latinoamérica se ve cada vez más expuesta a una pandemia costosa (desde todo punto de vista), cuyos impactos pasaron de contarse en meses o semanas a días, incluso en horas.
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