Directa o indirectamente, numerosas áreas y sectores socioeconómicos se han visto afectados por la pandemia de COVID-19. Los efectos que ya se han podido observar no han sido triviales, como lo es el aumento en la desigualdad en la educación. En búsqueda de evitar la propagación del virus, planteles educativos alrededor del mundo han tenido que cerrar las clases presenciales y adaptarse al formato virtual o en linea. La realidad muestra que no todos se han podido adaptar de la misma manera.
El gráfico muestra la falta de cobertura escolar por estrato social (porcentaje de la población que no tiene acceso a la educación) previa a la crisis de COVID-19, para un grupo de países agrupados según su nivel de ingreso. No es de extrañar que los países de mayores ingresos tengan menor falta de cobertura, incluso dentro de los estratos menos ricos. Además, como vemos, la falta de acceso a educación en Venezuela se asemeja (e incluso es hasta más grave) a la del promedio de los países de bajos ingresos. ¿Será que estas cifras han empeorado durante la pandemia?
En el Reino Unido (un país de ingresos altos), 66,7% de las escuelas privadas ya tenían plataformas para impartir clases virtuales, mientras que para las escuelas públicas este número se reduce a apenas 25%, comenta The Economist. Luego, en casa, el problema principal es que no todos los niños tienen una computadora, laptop o teléfono inteligente individual para poder usar en estas situaciones. En este sentido, muchos en esta nación (posiblemente, aquellos más pobres) tienen que compartir estos dispositivos con otros miembros familiares, y algunos simplemente abandonan las clases.
Asimismo, un estudio[1] reciente de las universidades de Harvard y Brown encontraron una correlación positiva entre el uso de una plataforma en línea para aprender matemáticas con el ingreso medio de los hogares, y con las notas obtenidas en ello de la población estadounidense. Es decir, mientras mayor sea el ingreso medio de la familia, es más probable que los hijos asistan a las clases virtuales y -a su vez- obtengan calificaciones más altas. Este problema de desigualdad se extiende a otros países. En Bolivia, por ejemplo, el año escolar fue clausurado por decreto presidencial al verse incapaz de garantizar acceso a la educación virtual[2].
En Venezuela, la desigualdad en el acceso a la educación ya era un problema latente previo a la pandemia. El quintil más adinerado de la población tiene un mayor acceso a servicios de educación en todas las edades que los demás estratos, de acuerdo con cifras de Encovi[3]. Con la llegada de la COVID-19, Nicolás Maduro anunció que el año escolar sería llevado a cabo virtualmente hasta nuevo aviso. Aquí surgen las complicaciones descritas anteriormente, donde los niños de hogares menos adinerados tendrán menores posibilidades de acceder a estas plataformas. Sin embargo, toda la población venezolana se encuentra a merced de las fallas de conexión a internet y de electricidad (53,9% y 57,4% han tenido interrupciones de estos servicios durante la cuarentena)[4], sin los cuales no es posible realizar estas actividades.
[1] Chetty, R. Friedmand, J, et al. 17 de junio, 2020. How Did COVID-19 and Stabilization Policies Affect Spending and Employment? A New Real-Time Economic Tracker Based on Private Sector Data.
[2] The Associated Press. 3 de agosto, 2020. Bolivia clausura el año escolar por la pandemia.
[3] Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020.
[4] De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.
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