Desde febrero de 2019 el Banco Central de Venezuela (BCV) ha empleado ventas de divisas en efectivo al sistema financiero como mecanismo de estabilización del mercado cambiario; a efectos de complementar el desmantelamiento del sistema Dicom. Durante el 2019 se introdujo el equivalente de 792,6 millones de dólares al caudal de la economía venezolana.
Incluso cuando el volumen de ventas en divisas se desaceleró en 2020, el monto acumulado de esas divisas en efectivo, inicialmente euros para luego concentrarse en dólares estadounidenses, es significativo al compararse con otros indicadores monetarios.
Si se toma el tipo de cambio no-oficial de cierre mensual y se compara con la base monetaria, el valor de la misma en dólares desciende progresivamente pese a que su monto en bolívares técnicamente no ha parado de crecer. Para el mes de agosto el valor de la masa monetaria era de USD 412 millones. Si asumimos que la totalidad de las divisas en efectivo que el BCV ha vendido a la banca siguen circulando en el mercado venezolano, entonces el valor acumulado de las mismas es para ese mismo periodo USD 931,5 millones; 2,3 veces el total de la base monetaria.
Estas divisas vendidas por el BCV son solo una porción del total de divisas a manos de venezolanos. Pero su función de contención del tipo de cambio implica aumentar la disponibilidad de signos monetarios a los cuales los ciudadanos están acudiendo de forma espontánea para realizar transacciones cotidianas. En tratar de contener el tipo de cambio, el BCV en parte también facilita el proceso de dolarización transaccional en la economía venezolana.
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