Siempre que se habla de fenómenos como la proliferación de los bodegones, el mayor acceso a dólares y la mal llamada “inflación en dólares”, también se habla implícitamente del principal detonante que los engloba: la apreciación real del tipo de cambio en Venezuela, y con éste, el fenómeno hiperinflacionario.
La apreciación real del tipo de cambio ocurre cuando el crecimiento de los precios es mucho mayor al aumento del tipo de cambio. Esto provoca que se requieran más dólares para adquirir los mismos bienes que en el pasado. Y como ahora el dólar es más “barato”, es decir, rinde menos, éste es más accesible y facilita la importación de productos extranjeros denominados en esta moneda, incentivando la aparición de bodegones.
La predominancia del dólar y productos importados es un fenómeno relativamente reciente, pero la apreciación real del tipo de cambio no. Ella ha aumentado rápidamente desde hace dos años. Para finales de 2018 se necesitaban USD 3.935,4 para comprar lo que a principios del año se compraba con USD 100. Esto representa una pérdida del poder adquisitivo de 96,9%. En el 2019, la apreciación fue menos radical, cuando en diciembre se necesitaban USD 218,5 para comprar lo que se compraba con USD 100 en enero. En este caso, hablamos de una pérdida del poder adquisitivo de 54,2%.
La diferencia entre 2018 y 2019 se puede deber a que este último presentó una inflación más moderada que el primero, en medio de las fuertes limitaciones a la demanda de bienes y servicios producto de los recortes fiscales y los requerimientos de encaje bancario. Pero, de todas formas, la continuidad del proceso hiperinflacionario ha mantenido la apreciación real del bolívar respecto al dólar. Al observar el cambio acumulado en este período, actualmente se necesitan USD 8.680,2 para comprar lo que se compraba con USD 100 a principios de 2018. En pocas palabras, mientras se mantenga la hiperinflación y el tipo de cambio siga sin poder ajustarse, necesitaremos más dólares para adquirir los mismos bienes.
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