El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó sus proyecciones de crecimiento económico y demás variables macroeconómicas para el 2022 y el 2023. En este sentido, el ente multilateral rebajó sus perspectivas de alza del PIB global de 4,9% a 4,4% para el 2022, afectada principalmente por la desaceleración del crecimiento en Estados Unidos y China.
Para los Estados Unidos, tal revisión consideró un recorte en el alcance del paquete fiscal Build Back Better de su línea base, además de la contención paulatina de la emisión monetaria por parte de la Reserva Federal y la continua escasez de suministros que llevaron a una reducción de 1,2 puntos porcentuales en el aumento esperado de la economía norteamericana para este año. En el caso de China, las disrupciones de la pandemia relacionadas con la política de tolerancia cero contra el COVID-19 y el estrés financiero prolongado en el mercado inmobiliario han inducido una rebaja de 0,8 puntos porcentuales en sus proyecciones de crecimiento económico para 2022.
Particularmente en el caso de Latinoamérica y el Caribe, además de verse afectada en gran medida por la ralentización norteamericana, se espera que persista una elevada inflación por más tiempo de lo previsto en las proyecciones del pasado octubre, asumiendo además que se mantendrán las disrupciones en las cadenas de suministro vistas en 2021 y los altos precios de la energía. Por todo esto, América Latina y el Caribe será la región que menor crecerá en el 2022 de todas las estudiadas por el multilateral.
Bajo ese contexto, el FMI concluye que, dado que la pandemia continúa manteniendo su avance, el énfasis en una estrategia de salud global efectiva es más importante que nunca. Por su parte, la política monetaria en muchos países deberá asumir un enfoque más restrictivo para frenar las presiones inflacionarias, mientras que la política fiscal, que opera con un espacio más limitado que el visto antes en la pandemia, deberá priorizar el gasto social y de salud y centrar el apoyo en los más afectados.