Los países sudamericanos comparten un gran movimiento de habitantes entre sí, debido, en parte, a la inestabilidad política, económica y social presente en la región. Sin embargo, con el paso del tiempo, los diez países de Sudamérica han presentado tendencias migratorias significativamente distintas.
La tasa de migración es reflejo del contraste entre los países del continente ya que, esta mide el movimiento de personas a través de una frontera específica con la intención de adoptar una nueva residencia. Según las proyecciones de la CEPAL (acumuladas entre 2020 y 2025), existen países como Brasil (0,0) que, a pesar de estar en el continente, la barrera lingüística suele ser muy difícil para migrantes brasileños que tengan la intención de abandonar su país en búsqueda de nuevas residencias. Luego, países como Argentina y Venezuela, poseen tasas migratorias positivas de 0,1 y 10,9 respectivamente (por cada mil habitantes), debido a que muchos de sus habitantes han decidido buscar nuevas residencias a causa de las dificultades económicas actuales de ambos países. Por último, los países con tasas negativas como Chile (-3,8), Colombia (-3,5), Paraguay (-2,1), Perú (-1,9), Ecuador (-1,2), Uruguay (-0,8) y Bolivia (-0,6) han recibido migrantes, especialmente de países como Venezuela y Argentina. Se puede apreciar que, en el contexto migratorio sudamericano, aquellos países con mayor recepción de migrantes parecieran ser países con alto desarrollo económico en la región (particularmente Colombia y Chile), además de ser vecinos geográficos de los países con tasas de migración positivas.
Tomando lo anterior en consideración, se puede observar que el fenómeno de la migración pareciera representar un indicador más de desempeño económico, puesto que los migrantes abandonan sus países de origen en busca de nuevas oportunidades.