Las cifras de inflación en Venezuela pueden variar drásticamente según la fuente que se consulte. En diciembre de 2014 se produjo una suspensión temporal en la publicación de estadísticas económicas por parte del Banco Central de Venezuela, la cual duraría casi cinco años sin revelarse hasta que, en mayo de 2019, el ente emisor rompiera el silencio e hiciera públicas unas cifras inicialmente diferentes a otras estimaciones de multilaterales, de Ecoanalítica, o incluso desde otras fuentes alternativas.
El año con mayor disparidad entre fuentes fue 2018, cuando en Ecoanalítica estimamos una inflación acumulada de 359.908%, mientras que el Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional de Venezuela ubicó su inflación acumulada en 1.698.514%, la más alta de las tres estimaciones. Por su lado, el BCV situaría el alza de precios en 130.060% para ese año, la más baja de las tres.
Como se observa en el gráfico, la divergencia comienza a partir de las cifras referentes al 2015 (la diagonal de 45 grados revela la zona en donde la diferencia de casos sería prácticamente cero). Desde entonces, el BCV parece haber subestimado sistemáticamente la inflación, comparando con la que estimamos en Ecoanalítica. De hecho, si se aplicaran las ponderaciones estipuladas en la misma metodología del BCV a las cifras de inflación por rubros que estima la autoridad monetaria, la evolución del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), sería diferente a las cifras que se encuentran en la web del BCV.
A partir del 2020, ambas estimaciones han mostrado una convergencia en su magnitud. La cifra publicada por el BCV de inflación interanual a julio del 2020 sobrepasó la de Ecoanalítica en 91,8 puntos porcentuales, de esta manera, la inflación del BCV se ubicó por encima de la estimación de la firma por primera vez desde 2014. Desde entonces, las cifras muestran una continuación en su proceso de convergencia. Si bien este fenómeno no cabe dentro de una respuesta de política pertinente para estabilizar la situación macroeconómica venezolana, representa un avance en términos de transparencia de la autoridad monetaria.
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